Existen dos tipos de inmovilización: interna y externa. Únicamente nos vamos a ocupar de la segunda, ya que la primera es la que los traumatólogos realizan en el quirófano.
Para realizar una inmovilización externa, en primeros auxilios, podemos utilizar materiales tales como: mantas, pañuelos, toallas, vendas, tablas de madera, palos, ramas de árboles, etc. Es decir, todo aquello que tengamos a manos y que creamos que puede sernos útil.
TRASPORTE:
ntes de realizar cualquier maniobra de movilización a un accidentado se han de tener presente siempre dos consideraciones:
Uno de los mejores métodos para la correcta movilización de un accidentado (en ausencia de material de movilización especial: camilla de tijera, colchón de vacío, etc), es el denominado de "auxiliadores alternos", ya que es de los que más seguridad dan. Pueden intervenir tres o más auxiliadores, precisándose que la víctima esté en decúbito supino (acostado boca arriba).
Los socorristas se colocarán de rodillas a los lados del herido y procederán así:
MANIOBRA DE RAUTEK:
Cuando se intenta auxiliar a los ocupantes de un vehículo accidentado pueden plantearse dos tipos diferentes de situaciones: que el conductor o alguno de los ocupantes se encuentre "prisionero" en el interior del vehículo por alguna de las partes de éste (volante, salpicadero, etc.), o que la víctima pueda ser extraída del vehículo teóricamente sin dificultad.
En el primero de los casos, la liberación de éstos debe hacerse siempre por personal adecuadamente adiestrado, pues actuar sin medios materiales y sin conocimientos ni experiencia, supondría producir una serie de daños en la víctima, que agravaría aún más su estado físico. El comportamiento adecuado sería:
Pedir ayuda especializada (ambulancia, bomberos, autoridad o sus agentes)
Intentar acceder a la proximidad de las víctimas para conocer su estado respiratorio, circulatorio y nivel de consciencia.
Tranquilizarles y permanecer junto a ellos, explicándoles que la ayuda viene en camino.
Observar la situación de los heridos y realizar aquellas maniobras prioritarias que sean factibles.
Impedir que alguien, sin medios ni conocimientos intente liberar a estos heridos.
En el segundo caso, la actitud es diferente: no siempre es necesario mover a las víctimas del interior del vehículo. Como norma general, no se debe mover nunca a los heridos, a no ser, que resulte imprescindible para su reanimación, que haya sospecha de lesión vertebral o medular (para inmovilizar al herido), o que el coche se incendie o exista sospecha de ello.
Siempre es preferible esperar a que con ayuda especializada, el ocupante del vehículo pueda ser extraído sin dificultad, mediante el corte de la chapa, la retirada de las puertas, etc. Sin embargo, conviene conocer de que manera hay que sujetar y movilizar al sujeto desde el interior del vehículo, para no provocarle más lesiones, ya que en ciertas
La gran eficacia preventiva del casco en los accidentes, no resta el peligro que supone su retirada por personal inexperto. Este peligro es el de producir en los accidentados con lesión en columna vertebral, una parálisis definitiva. No debe retirarse cuando ello suponga más peligro que el no quitarlo, es decir:
- si los socorristas no están entrenados en la técnica,
- si sólo hay un socorrista,
- si no se puede retirar por el método que describiremos,
- si el accidentado está consciente, respira sin dificultad y se sospecha lesión de la columna vertebral. En este caso, el casco no se retirará hasta la realización de un estudio radiológico en el hospital.
Si el socorrista no retira el casco tiene que:
- tranquilizar al accidentado,
- decirle que no mueva el cuello,
- abrir la visera del casco, para facilitarle la respiración,
- colocarle un collarín cervical (homologado o de construcción propia) y
- colocarle un rodillo de tela debajo del cuello, sin moverlo.
A continuación se explica detalladamente como proceder a la retirada del casco integral.
El socorrista A mantiene alineados la cabeza, el cuello y el tronco. Sujeta el casco con sus dos manos y tira ligeramente de él hacia atrás. Coloca sus dedos en la mandíbula de la víctima para evitar que el casco se desplace bruscamente. Riesgo que existe porque su correa puede estar floja.
El socorrista B, corta la correa de fijación o suelta su engache.
El socorrista B fija y tensa suavemente el cuello colocando una mano bajo la nuca y la otra en la mandíbula. Lo que realizará sin mover el cuello.
El socorrista A retira el casco. Para ello lo sujetará lateralmente con ambas manos, separando sus bordes para así facilitar su desplazamiento, mientras tanto tirará suavemente de él. Si el casco cubre completamente la cara, para poder pasar la nariz es preciso elevar ligeramente, parte anterior.
El socorrista B mantendrá el cuello fijo mientras A retira el casco.
Tras la retirada del casco, el socorrista A sustituirá al B en la fijación del cuello, manteniendo el alineamiento de la cabeza, cuello y tronco, tirando ligeramente hacia atrás.
El socorrista B colocará un collarín cervical. Pero al no garantizar la inmovilización absoluta del cuello, el socorrista Amantendrá la fijación manual, mientras que el B atiende al accidentado.
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