Las hemorragias son pérdidas de sangre que pueden acontecer interna o externamente. La hemorragia interna se refiere a sangre que gotea desde los vasos sanguíneos hacia el interior del cuerpo; mientras que como hemorragia externa podemos diferenciar dos tipos: por orificio natural del cuerpo (recto, vagina o boca), o externa simplemente (producida por la ruptura de la piel). Resumiendo podríamos decir que una hemorragia es la salida de sangre de los vasos sanguíneos a causa de su ruptura.
COMO DETENERLAS
Si se divisan síntomas de hemorragia externa la primera actitud preventiva que se debe tomar es la de realizar una presión directa sobre la herida. Con una gasa se presiona sobre la herida y se la deja allí cuando se empape en sangre, lo cual facilitará la coagulación.
Nunca coloque hilo directamente sobre una hemorragia, ya sea interna o externa; envuélvalo en una toalla u otro medio y aplíquelo luego.
Las hemorragias pueden acontecer por lesiones o de forma espontánea. Las hemorragias espontáneas pueden deberse a problemas en el tracto gastrointestinal o urogenital.
Dijimos pues que las hemorragias pueden clasificarse por su naturaleza en: Internas – Externas – Externas por orificios naturales del cuerpo.
Según de donde proceda la hemorragia se las puede clasificar en otros tres subgrupos:
Arteriales:
Sangre de color rojo vivo y brillante
. Flujo intermitente
Mucha presión
Venosas Sangre de color rojo oscuro. Flujo continúo.
Capilares Su flujo se produce a partir de pequeños puntos. Poco flujo.
Los síntomas de hemorragia serán diferentes de acuerdo a la velocidad con que se pierde la sangre, el volumen y la condición previa del paciente (edad, medicamentos que utilizan, enfermedades recurrentes, etc.).
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